Descubrí el mundo de los living labs a mediados del 2009. Estaba terminando una colaboración en un proyecto europeo (EURODITE 2005-09) sobre las dinámicas de la innovación. Comparábamos estas dinámicas en varias regiones de la UE. Éramos 20 equipos de investigación coordinados. Desde el IGOP, de la UAB, yo estaba estudiando el Sistema Catalán de Innovación y su red de parques científicos, empezando por el Parque Científico de Barcelona. Como sector de aplicación, la biotecnología en Catalunya. En aquella época yo estaba tratando de entender de qué se hablaba cuando se hablaba de la innovación y terminé hablando de innovación tecnológico pero oyendo, también, de innovación social. ¿Qué era la innovación social? En una de las muchas entrevistas que hice a personas responsables de instituciones relacionadas con el mundo de la innovación fui a parar al citilab de Cornellà donde entrevisté a Artur Serra que estaba como director de investigación. Ya hacía años que nos conocíamos de otras investigaciones sobre Internet y redes sociales, los dos somos antropólogos, pero hacía unos cuantos años que no hablábamos. El reencuentro fue muy interesante. El citilab era un centro de innovación social y un living lab.
Al cabo de un par de meses estaba trabajando en el citilab. Estuve allí hasta el 2012. En paralelo, el 2010 empecé también a colaborar con la Fundación i2CAT, otro living lab y, con Artur, creando y coordinando la Unidad de Living Labs hasta el 2013. Conocí Neápolis de Vilanova y la Geltrú, el Tecnocampus de Mataró, el 22@, Guifi.net y otros living labs. Todos estos living labs pertenecían a la EnOll, la red europea de living labs creada en el 2006. En la actualidad la EnOll tiene registrados 331 living labs. Desde el 2010 cada año se celebra una Summer School of Living Labs. La primera tuvo lugar en la Cité des Sciences de París, la segunda en el Citilab de Cornellà de Llobregat, Barcelona.
Pero ¿qué son los Living labs? Para entender el mundo de los living labs es recomendable empezar distinguiendo los distintos usos de la expresión. Esta expresión puede designar por lo menos cuatro tipos de fenómenos:
- Espacios físicos nativos de la sociedad y economía del conocimiento dedicados al mundo de la innovación en alguna o algunas de sus expresiones tecnológicas, sociales, culturales o simplemente tecno-culturales (por ejemplo en el registro de la EnOll)
- Formas híbridas de organización (que tienen en cuenta la fórmula del PPPP – Public Private People Partnership- y que se observa por ejemplo, en la composición de los patronatos de las fundaciones constituidos por gente del mundo de la administración, la empresa, la academia y el mundo asociativo, lo que se conoce como el ‘modelo de la cuádruple hélice’)
- Una metodología de trabajo relacionada con el principio de la innovación centrada en la gente (People Centred Innovation), la innovación abierta (Open Innovation) y el empoderamiento y participación de los ciudadanos (empowerment)
- Unos métodos de trabajo mayoritariamente cualitativos y etnográficos dedicados a conocer las experiencia de los usuarios con productos, servicios, plataformas, aplicaciones tanto en las fases de la I+D como en la etapa de mercadeo e innovación (que emplean a científicos sociales, diseñadores, desarrolladores e investigadores de mercado).
Es decir, la expresión ‘living lab’ funciona como una expresión paraguas que permite referirse a una serie de espacios físicos, sociales y/o simbólicos que facilitan el encuentro entre las iniciativas tecnológicas, sociales y culturales. De este encuentro pueden salir proyectos de cualquier tipo, de I+D o de innovación, con mayor o menor peso en la dimensión tecnológica, social o cultural (generalmente se trata de proyectos tecno-culturales, es decir, de proyectos que combinan estos tres factores) y cada vez más, requiriendo algún modelo de negocio que asegure su sostenibilidad y continuidad en el tiempo.
En un living lab ideal encontraríamos, por ejemplo:
- proyectos dedicados a la formación y difusión de la cultura digital, el arte y la creatividad, y las nuevas tecnologías,
- proyectos dedicados a la creación y dinamización de comunidades de usuarios,
- proyectos de I+D (cuando se conciben, diseñan y exploran nuevos productos o servicios con los usuarios),
- proyectos de innovación (cuando estos productos o servicios se introducen en el mercado y la sociedad),
- proyectos y eventos dedicados al networking,
- proyectos de emprendeduría, y
- servicios de co-working, viveros de empresa, ayuda a los emprendedores, a la impulsión de proyectos, etc.
Sin embargo, en el día a día de los living labs, la realidad es confusa y compleja y estos nuevos espacios no son fáciles de gestionar. Entre otras cosas porque, al ser nuevos, aún no hemos aprendido a manejarlos de manera efectiva y, como consecuencia, a veces, la pirotécnica, el humo y la palabrería se mezcla con los resultados. A veces s se ponderan las bellezas de unos nuevos vestidos imperiales que no son fáciles de percibir. Y no es que el emperador vaya necesariamente desnudo sino que como aún no ha descubierto el tipo de vestimenta que debe llevar para una ocasión llamada innovación busca con qué podría vestirse.
En suma, que el mundo de los living labs deberíamos ser Atrevidos, Activos, Críticos y Pacientes. Atrevidos para descubrir y explorar territorios tecno-culturales nuevos y encontrar nuevos recursos y oportunidades. Activos porque el acto caminar se demuestra con la experiencia del andar. Críticos para separar el grano de la paja. Y Pacientes porque las contradicciones, las iluminaciones, las fantasías y la cosmética abundan tanto aquí como en cualquier otro territorio dorado y embellecido por las expectativas de cambio, pero sabiendo que los cambios reales acostumbran a ser lentos y que los frutos de la tierra crecen al ritmo de la naturaleza no de los sueños.
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