(A Iñaki Martin con quien he discutido muchas horas sobre el tema. Algunas ideas que aquí expongo son el producto de nuestras conversaciones)
En general a la Tecnoantropología se la identifica como una especialidad profesional de la Antropología y se la ubica en ámbito de la Antropología Aplicada o Práctica. Esto nos invita a creer que la Tecnoantropología constituye una especialidad coherente y unitaria, aunque, en realidad, la Tecnoantropología adolece, como la misma Antropología, de cierta confusión. La Tecnoantropología puede explicarse como si fuera un sólido platónico, sino más bien como una comunidad de intereses en constante interacción.
Dado que tanto el mundo tecnológico como el mundo cultural son transversales a la experiencia humana, la Tecnoantropología se encuentra en la misma posición de duda en la que se encuentra la Antropología. Podría estar en todo y, por lo tanto, no puede estar en todas partes. Aunque, a diferencia de la Antropología genérica, la Tecnoantropología tiene algo en lo que agarrarse, la cultura material y sus circunstancias. Sin embargo su interés por la tecnología nos lleva a pensar que quizás la Tecnoantropología, en realidad, no sea tanto una especialidad técnica de la Antropología sino una especialidad de la ingeniería social o del diseño cultural. Es decir, sospechar que el origen (o el detonante) de la eclosión de la Tecnoantropología no es la evolución de las ciencias sociales sino la necesidad de expansión de las ingenierías y el diseño en el territorio social en el que se implantan las tecnologías. Los ingenieros y los diseñadores hace mucho tiempo que se han dado cuenta de que las tecnologías y los diseños no sólo deben ser producidas sino también socializadas.
Sin embargo, no acostumbramos a verlo desde esta perspectiva porque aquellos que nos definimos como tecnoantropólogos tenemos la carrera de Antropología. Los antropólogos somos gente que hemos estudiado ciencias sociales y/o humanidades, y ésta es nuestra identidad. De todas maneras, las biografías personales de los tecnantropólogos demuestran que, mayormente, se trata de antropólogos disidentes del grupo mayoritario de la Antropología, de antropólogos situados en las fronteras de la Antropología, de gente que, en realidad, ha aprendido a articular una doble lógica, la de los antropologos-ingenieros y que, desde su nueva idiosincracia, adapta o crea y aplica al mundo de la innovación tecnocultural sus herramientas de antropólogo: la etnografía y otras formas de investigación cualitativa para participar, así, en el proceso de transformación del mundo en el que viven.
Por lo tanto, podría ser que la genealogía de la tecnoantropología debería buscarse en la tradición no de la sofós, sino de la tekné, una tradición compartida por los ingenieros y los diseñadores que proporciona a la Tecnoantropología su anclaje con la realidad profesional , un anclage que, a veces, resulta esquivo a la Antropología general.
Al alinearse con las ingenierías y el mundo del diseño, la Tecnoantropología puede intervenir en distintos momentos del proceso de innovación tecnocultural (o en la llamada cadena de valor de la innovación, o de I+D+i) o bien, centrarse en una tecnología específica para ofrecer algún tipo de servicio al mundo. Para el primer escenario puede consultarse algunos post anteriores de este blog (ver ¿Cómo explicar qué es y qué hace la Tecnoantropología?, Tres Tecnoantropologías, La Tecnoantropología y la innovación tecno-cultural o Tecnoantropología, etnografía y autoetnografía). Para el segundo escenario voy proporcionar una lista de algunas tecnologías que están transformando efectivamente el mundo y en las que inclusión de la dimensión social y cultural puede contribuir a cambiar las cosas. Esta lista no es exhaustiva.
Tecnoantropología y TIC
Habitualmente se menciona a las TIC como uno de los escenarios en los que la Tecnoantropología puede desplegarse y aplicar sus herramientas. Este es uno de los escenarios más habituales en los que trabajan los tecnoantropólogs. Sin embargo, las TIC deben leerse no como una tecnología sino como un conjunto de tecnologías. Más apropiado seria hablar de Internet, de ordenadores y otros dispositivos electrónicos, de aplicaciones o de plataformas, de realidad augmentada, de multiconferencia, de holografías o de simuladores. Estos objetos electrónicos, este programario o estas tecnologías está cambiando la manera de comunicarse, de hacer , de ser, de tener y de pensar el mundo. Es habitual que los tecnoantropólogos participen en la creación de experiencias nuevas y que participen conectando la tecnología con la sociedad, es decir, investigando las experiencias de los usuarios con durante las etapas creativas, la exploración de los prototipos o los usos de las tecnologías en la vida cotidiana de los usuarios, o diseñando proyectos que impliquen la coordinación de varios agentes para impulsar proyectos tecnoculturales.
Como la Tecnoantropología, las TIC son transversales. No son un sector industrial más, deberían considerarse un metasector, un sector de sectores, un sector sectorizador. Un sector que se une a otros sectores y, a través de esta unión, crea hibridaciones nuevas que cambian la manera de hacer, de percibir y de conocer el mundo.
Tecnoantropología y tecnología de la replicación (3D)
Dado que las nuevas tecnologías pretenden introducirse en la sociedad, mientras haya I+D+i los tecnoantropólogos siempre tendrán oportunidades de investigar los procesos de cambio propiciados por la introducción de los nuevos objetos tecnoculturales o de participar activamente en el diseño de sistemas tecnosociales en los que los objetos tecnoculturales adquieren valor. Por ejemplo, diseñando un sistema de relaciones socio-económicas a partir de la introducción de impresoras 3D en una comunidad, lo que crea un ecosistema tecno-cultural y social en el que la introducción de estos objetos da lugar a la creación de relaciones entre productores y proveedores que crean nuevas oportunidades de producción y consumo y, un ciclo de trabajo, servicio y enriquecimiento de la comunidad. En este tipo de proyectos la Tecnoantropología participa no solo explorando los usos de la impresión 3D, sino, diseñando ecosistemas tecnoculturales, creando relaciones y significados, y proporcionando experiencias y nuevas dinámicas tecnoculturales a partir del usos de nuevos objetos tecnológicos.
El mundo de la impresión en 3D se basa en una revolución conceptual, en la substitución del proceso de fabricación por piezas y posterior montaje por el de la replicación mediante impresión. Además de objetos de difícil creación por medios mecánicos o moldes ya se estan imprimiendo muchas cosas, desde bombones, piezas de todo tipo y figuras impossibles, hasta coches, y edificios. Parece que ni el tamaño, ni la complejidad, ni el tipo de material es un problema. Los nanomateriales, por ejemplo, proporcionan soluciones que antes no eran viables como imprimir la cubierta de un estadio con materiales que pesan un 0,3% de lo que hubieran pesado originalmente.
La tecnología de la replicación ya hace unos que empezó a revolucionar el sistema industrial. Para la Tecnoantropología, además de explorar los usos de estas tecnologías, hay una interesante tarea prospectiva por hacer, ¿como podría ser un mundo en el que la producción no sea lograda por ensamblaje de piezas moldeadas o torneadas sino por impresión? ¿Qué sucederá en los hogares, los talleres y las fábricas a medida que se perfeccione este tipo de impresiones y mejore su funcionalidad y prestaciones? ¿Qué sucederá cuando el común de las personas tengan acceso a esta tecnología y la empleen para las reparaciones de sus objetos personales? ¿Qué harán con ella? ¿Qué sucederá con las relaciones de dependencia con el sistema de producción y mantenimiento, o de consumo? Todo esto debe estudiarse y evaluarse y, para ello, son necesarios espacios de investigación.
Desde muy temprano la Tecnoantropología ha destacado la necesidad de crear estos espacios específicos a los que ha llamado living labs (¿Qué son los Living Labs?) y de metodologías para la observación de las conductas y los pensamientos en situaciones de vida cotidiana, profesional o recreativa. Aquí los tecnoantropólogos se encargan de diseñar y dinamizar estos espacios de investigación desde los que se informa de las percepciones, usos reales o imaginarios relacionados con estas novedades tecnológicas. Mientras que la tecnología abre nuevas posibilidades, alguien tiene que imaginar o ayudar a imaginar usos de estas tecnologías.
Tecnoantropología y nuevos materiales
¿Qué se podría hacer con el grafeno? ¿O con la fibra óptica aplicada al textil o a la arquitectura? El grafeno es un nuevo material tan sumamanete resistente y, a la vez, tan sumamente ligero que desafía nuestra experiencia. ¿Cómo podría ser un mundo en el que objetos tradicionalmente pesados han sido substituidos por objetos de grafeno? ¿Como seria una casa, un coche o una bicicleta de grafeno? ¿Cómo cambia las constricciones tradicionales del mundo de la arquitectura, de la industria aeroespacial o de la ingeniería naval? ¿Cómo podría cambiar las cosas, por ejemplo, la materia inteligente aplicada a la robótica? Hay ideas originadas en la ciencia ficción que se convierten en retos del sistema de I+D real. ¿Qué sucederá en la industria alimentaria y con los hábitos del consumidor, o las percepciones de la sociedad cuando el replicador de comida de la Next Generation de Star Trek sea una tecnología común? ¿O cuando los hologramas de la holocubierta de la Next Generation permitan crear simulaciones sólidas inteligentes?
Todo esto hay que ir imaginándolo y probandolo pero no sólo técnicamente desde el punto de vista ingeniero (el como funciona) sino social y cultural (el como se usa desde el punto de vista de los usuarios y los científicos sociales). Dado que los proyectos de cambio son cambios tecnoculturales, ahí donde haya un proyecto tecnológico debe haber un proyecto social y cultural. Las innovaciones son proyectos tecnoculturales (ver La Tecnoantropología y la innovación tecno-cultural)
Tecnoantropología y el mundo smart
El fenómeno de las smart cities, regions, island o countries, los smart buidings, houses o hotels, los smart cars o cualquier tipo de objeto “inteligente” que genera información digital y la transmiten a través de Internet (la Internet de los Objetos) abre un abanico de posibilidades a la Tecnoantropología. ¿Como se vive en lugares así? Vivir en un espacio rodeado de beacons, sensores o emisores de radiofrecuencia entre otros cacharros conectados a Internet y cuya información emitida se procesa mediante máquinas capaces de manejar grandes cantidades de información (ahora llamada big data para los ordenadores cuánticos) cambian el tipo de conocimientos que tenemos acerca del funcionamiento de la ciudad u otro ente inteligente. Una ciudad que puede “pensarse” a si misma porque está toda ella conectada a Internet o en la que las farolas informan en tiempo real de lo que está sucediendo a las alcantarillas de la ciudad, su red eléctrica, de suministro de gas, de telecomunicaciones, la circulación, los aparcamientos, el tráfico, los accidentes, los problemas de seguridad, el estado de las vías publicas, de los parques y jardines, el estado de los contenedores, la circulación de los transportes públicas, la relación con el ciudadano, etc. es una ciudad “inteligente”. Esta inteligencia sirve tanto para mejorar la planificación y la gestión eficiente de la ciudad como para incrementar la calidad de vida o la seguridad del ciudadano. Pero, ¿cómo se vive en una ciudad inteligente? ¿Como se aprende a ser un ciudadano conectado a una ciudad inteligente? ¿Y si alguien no quiere? ¿Será el dispositivo móvil el instrumento que utilizaremos para interaccionar con la ciudad inteligente? Técnicamente tanto el mundo como las ciudades “inteligentes” tienen un largo recorrido por delante, de tecnificar la sociedad y de socializar la tecnología.
Tecnoantropología y robótica
Otra ámbito de sumo interés para la Tecnoantropología es el mundo de la robótica, especialmente el de la robótica humanoide. Aquí hay varios temas de interés tecnocultural. Por ejemplo el de la convivencia con los robots en la vida cotidiana de las personas, y el de la inteligenbcia artificial. Para conocer estas reacciones y tenerlas en cuenta para la democratización de nuevos seres dotados de inteligencia y movimiento articular, los tecnoantropólogos tienen muchos deberes por hacer. Deberían ser los primeros en aprender a convivir con los robots humanoides e informar de como se construye esta convivencia y qué nuevas experiencias nacen de ella. En estos ámbitos hay magníficas etnografías aplicadas por hacer sobre experiencias fascinantes. La convivencia con robots humanoides hace tiempo que ha dejado de ser ciencia ficción. Los robots humanoides proliferan como maestros, acompañantes, cuidadores, médicos, cirujanos e informadores, interpretes musicales, jugadores de balonpié, militares, bailarinas, o actrices.
Tecnoantropología y cibercuerpos
Otro ámbito no menos trascedente por sus implicaciones biotecnoculturales es el de los ciborgs o la interacción entre cuerpos humanos y tecnología. Aquí no se trata sólo de las prótesis tecnológicas que restituyen al cuerpo humano su apariencia antes de un accidente. Sino de prótesis para incrementar la movilidad, las sensaciones o las percepciones humanas más allá de sus atributos naturales. Tanto la biotecnología como la manipulación genética como la bioimpresión o la substitución (o añadido) de prótesis tecnológicas al cuerpo humano plantea una nueva presencia en la sociedad, la de la comunidad de los cibercuerpos o los ciberorganismos (ciborg). ¿Cómo serán los humanos aumentados o alterados genéticamente? ¿Y los que incorporen implantes tecnológicos en sus cuerpos para mejorar sus funciones naturales como sucede con la vista, la oído o el olfato? Alguien tendrá que estudiar estar novedades en el género humano y valorarlas, ver qué sucede cuando los ciborgs convivan con otras personas. Aquí la Tecnoantropología con sus técnicas etnográficas tiene muchas situaciones que documentar y mucho material sobre el que reflexionar. La vida en el espacio, por ejemplo, dependerá no sólo de proteger el cuerpo humano de la radiación, de los efectos de la ausencia de la gravedad, la hibernación prolongada o los viajes de larga duración, sino de la adaptación del cuerpo humano a los viajes espaciales.
Antropología y Tecnoantropología
Hay otras posibilidades para la Tecnoantropología, para identificarlas hay que estar atentos a las innovaciones tecnológicas e interrogarse sobre su impacto socio-cultural. En el pasado, la Antropología buscó la diferencia en el pasado y en la lejanía geográfica. En el presente, la Tecnoantropología encuentra las diferencias en las límites de la propia sociedad y cultura, justo ahí donde la imaginación tecnocultural empieza a cristalizar, ahí donde la ciencia ficción deja de ser ficción y empieza a proporcionar las primeras manifestaciones de realidad. Estos territorios fronterizos del tiempo poblados por comunidades de científicos y tecnólogos creativos, emprendedores, visionarios e idealistas varios, atraen a los tecnoantropólogos como antaño las comunidades tradicionales atraían a los antropólogos.